Reconocimiento al Doctor Rubén Ruíz Santa Cruz, actual presidente de la Asociación Pediátrica de Guatemala.
El recorrido profesional de un médico, independientemente de su especialización, es por un camino largo, lleno de sueños y anhelos, bajo un juramento que es el cimiento de lo que construye a través de los años.
De las cosas buenas que la pandemia nos ha dejado, el darle valor y reconocimiento en vida a los legados que las personas dejan a la humanidad, es una de ellas.
El pasado miércoles 24 de noviembre, en el marco del LXIII Congreso Nacional de Medicina, fue brindado un homenaje y reconocimiento como médico distinguido del año, al Doctor Rubén Ruiz Santa Cruz, Médico Pediatra Intensivista, actual presidente de la Asociación Pediátrica guatemalteca, quien, a lo largo de su trayectoria y práctica profesional, ha hecho una gran labor, no solo por la niñez guatemalteca bajo su cuidado, sino además por las nuevas generaciones de especialistas a quienes les ha aportado conocimiento y apoyo, así como los hospitales e instituciones para los que ha trabajado.
Este reconocimiento surgió especialmente por su ímpetu y disposición, cuando en pleno inicio de la pandemia Covid-19, tomó la decisión de ser parte del cuerpo médico a cargo del Hospital de Covid_19 en Villa Nueva, como coautor del protocolo nacional de sedación y analgesia de la unidad de cuidados intensivos Covid 19 del ministerio de salud pública y asistencia social 2020, trayendo a su mente únicamente el juramento bajo el cual prometió servir a la humanidad, e independientemente de los riesgos, amenazas y limitaciones de toda índole ante esta situación, enfrentar con fe, gallardía y profesionalismo a este enemigo mundial.
El reconocimiento le fue otorgado por el Colegio de Médicos y la Asociación Pediátrica guatemalteca, cuyos miembros lo seleccionaron, muchos de ellos sus colegas y alumnos, considerándolo guía y ejemplo.
“En marzo del año pasado yo fui a buscar el virus, hice lo contrario que muchos hicieron. Nos unimos con otros colegas para aportar conocimiento e información y así iniciar el tratamiento de algo que no conocíamos. El temor además de natural era normal, no solo por parte de quienes se apartaron, sino también por parte de quienes decidimos estar, sin embargo, mi motivación era ayudar, no olvidando nunca la razón por la cual estudie medicina y sobre todo cuidado crítico.
Me fui al hospital de Villa Nueva en un inicio como voluntario, tratando de ayudar no solo en lo médico y científico, sino también espiritualmente, pues lo que más prevalecía era el miedo, a ese espacio entre la vida y la muerte, en un ambiente de soledad absoluta por la situación tan apremiante, aferrándome y confiando en Dios, la ciencia y en todo momento con una actitud resiliente”, nos describió el Doctor Ruiz Santa Cruz.
A pesar de que su especialidad es en niños, su experiencia y voluntad lo llevaron a participar con la creación de protocolos de atención y tratamiento en adultos, que fueron en un 95% los más afectados, tomando como base la experiencia y acciones puestas en práctica en otros países y todo lo vivido en Guatemala, en un recorrido durante los últimos 40 años en el sistema de salud, reconociendo que no solo en Guatemala, sino en el mundo entero, la ciencia enfrentaba a un enemigo totalmente inesperado y desconocido.
La situación en la que nos vino a poner la pandemia, además de crítica y oscura, respetando las reacciones y actitudes de cada uno, vino a unirnos en un mismo sentir, el respeto, la gratitud y la consideración por cada galeno, que, de distintas maneras, estuvo y está en la primera línea de combate.
Como medio especializado, nos corresponde dar a conocer estos profesionales valiosos y de valor, que a mucha honra son guatemaltecos y ejemplos para el mundo.
Gracias Doctor Rubén Ruíz Santa Cruz, por toda una vida de entrega y aporte para nuestra niñez y nuestro país, demostrando en todo momento, el gran ser humano que hay detrás de esa bata blanca.